ADN

"El perezoso se siente realmente como en una cárcel que cada vez se le hace más lóbrega, pero al mismo tiempo se dedica con morbosa complacencia a pintar de purpurina los barrotes de la celda de donde dice estar deseando escapar, a desechar por melladas, pequeñas o grandes, las limas con que cuenta para serrarlos y a cantar con retórica trasnochada el ocaso de otra tarde que se le va de entre las manos, tras lo cual se echa a dormir arrebujado en lo oscuro, como al cabo de una fatigosa faena, mientras se dice entre dientes "ya habrá tiempo", y esa misma jaculatoria se le viene inmediatamente a los labios cuando mira amanecer con redoblado malestar el nuevo día que tiene que llevar a cuestas, odiando ya su luz apenas la vislumbra, sabiendo oscuramente de antemano que está traicionando al dios a quien invoca, que malversará el tiempo que le hace señas desde fuera invitándole a su nave, que no se embarcará en él; repite como respuesta obtusa a sus señales "no puedo salir, ya habrá tiempo", mientras mata el tiempo de hoy igual que hizo con el de ayer, repintando las rejas que le separan de él, fortificando el recinto de su encierro."
" En este camino de ida y vuelta pasábamos siempre por delante de la confitería. Aunque lo que se dice pasar, nunca pasábamos: nos deteníamos ante su pequeño escaparate comiéndonos con los ojos los grandes tarros de cristal llenos de bolas de caramelo, los adoquines de dulce pintados con rayas oscuras y claras, los bombones de fresa, y los escarchados de menta, y los confites ácidos, de pera, de limón, y todo lo demás. "
Es una calle larga y silenciosa.Octavio Paz
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas y vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.