Los puntos suspensivos son tres
eclipses de luna: tras ellos, noche cerrada.
A los puntos suspensivos llegarás tras una última palabra, aquella que te prometerá misterios, una palabra que quedará como un eco en tu memoria y se irá desdibujando con cada eclipse hasta que apenas recuerdes si existió.
Cuando los puntos estén a tu espalda esa palabra ya estará lejos, intenta atar un cabo de tu memoria, cuando sigas andando sólo eso podrá guiarte atrás.
Tras ellos sólo hay un abismo de espera, un páramo blanco que como el hielo resbala. Si caes rodarás sobre su fría superficie sin otro muelle donde atracar, con el horizonte como único objetivo, un horizonte blanco sobre un suelo blanco bajo un cielo blanco.
No, ni noche ni cerrada, tras los puntos suspensivos está el olvido que siempre es blanco, así que cuando te encuentres con ellos piensa si quieres traspasarlos, todavía puedes volverte atrás.
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