Madeja
28 de noviembre
La memoria es una gran maraña de hilos que se anudan caprichosamente entre sí.
Al tirar de uno de ellos van saliendo trenzados recuerdos que se creían descosidos. Y un olor te lleva al sueño de una mirada, y una canción a un barco hacia Burano.
Otras veces son los hilos los que se cruzan en el camino sin previo aviso. Se reconocen fácilmente: son de color rojo y hay que recogerlos con cuidado, pueden romperse si no se les deja a ellos que nos tiren suavemente de la manga.
Suelen acomodarse en los sitios más dispares. Atados a una esquina con aroma a crêpes de nutella, o asomando a los pies de una escalera confidente de un primer te quiero.
Estos hilos, pequeñas puntadas de la memoria, pueden enredarnos y enmadejarnos como la tela de una araña. De vez en cuando hay que sortearlos y dejar para otra ocasión agacharnos a cogerlos, pero hay días que son propicios para dejarse llevar por un hilo rojo de la memoria...
y hoy es uno de ellos.
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2 Comments:
Me pasa, yo creo que nos pasa, pero tardamos en darnos cuenta, que al tirar de un hilo de la memoria saco un recuerdo que no es mío.
Sí que me pasa, incluso he llegado a desmadejar hilos que venían del sueño...
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